El meme que me hizo ser mejor persona
Sería enero de 2014, durante la grabación de uno de los episodios de Fiesta Suprema, el programa de La 2 que hice junto a Bolli y Loulogio (aka Isaac Sánchez). En una parte del programa hablábamos del test de Bechdel, del que yo no sabía absolutamente nada. Aunque me tocó a mí explicarlo en el programa, la idea para el guion la aportó Bolli, que nos dejó a todos rotos al explicarlo durante la preparación del episodio.
El test es sencillo, se aplica a obras de arte y consta de solo tres condiciones:
- ¿Hay dos o más personajes femeninos en la historia con nombre?
- ¿Hablan en algún momento entre ellas?
- ¿Hablan de algo que no sea un hombre?
Cuando nos lo contó Bolli pensé lo que piensa todo el mundo: bueno, está bien, pero la MAYORÍA de películas y series lo cumplen, verdad? ¿Verdad? La sorpresa, la explosión de cerebro llega la primera vez que te paras a analizarlo y te das cuenta de que no, la mayoría de obras clásicas y de éxito contemporáneo no cumplen ni de lejos. Y la idea no es (ni era en 2014) ni mucho menos nueva. Surge de una tira cómica de Alison Bechdel (quien atribuye la idea a su amiga Liz Wallace) publicada en 1985 y convertida posteriormente en meme (en el sentido de concepto que tiene sentido en si mismo).
En ella se ven a dos lesbianas que quieren ir al cine, pero una de ellas explica que tiene una regla para elegir la película, lo que le limita mucho el abanico de opciones. De hecho, dice que la última que vio fue Alien; luego su compañera le recuerda que esa película tampoco cumple la norma, por lo que se vuelven a casa resignadas sin ver ninguna película.
En 2014 no tenía yo mucha conciencia feminista. Cumplía con el perfil de hombre que se considera buena persona, con lo que no requiere de más análisis sobre si de verdad lo es o cuánto. Yo era buena persona, así que seguro que no era racista ni machista ni ninguna otra cosa mala porque eso era incompatible con ser buena persona. Pero recuerdo que este test cambió algo en mí. Es tan sólido, tan indiscutible, tan obvio, que siempre funciona. No se puede discutir el test. Cualquier película normal debería poder pasarlo sobrada, como pasarían el test inverso (al menos dos tíos que hablen entre ellos de algo que no sea una mujer) la inmensa mayoría. Y lo que pide es algo tan mínimo, que no se puede tachar de excesivo, de «feminista» o de no ser realista.
Es evidente que hay un sesgo a la hora de representar a las mujeres en el arte. Y el test lo subraya con luces de neón. Puedes dar mil vueltas (he llegado a leer que la historia de un padre y un hijo es por su naturaleza más interesante que la de una madre y una hija), pero es imposible evitar el elefante en la habitación. Es tan bueno, tan eficaz, que recuerdo que cambió algo en mí. Obviamente ganar conciencia en cualquier tema es un viaje larguísimo y sin fin, pero este meme consiguió echarme a andar. O montarme en moto un rato en lugar de ir a pie.
El camino incluye darse cuenta y luego actuar, que es la parte más difícil. En ello estoy, aún. Pero primero tienes que asumir que aunque quieres ser una buena persona, nadie lo consigue siempre. O quizás nunca. Quizás nunca nadie llega al final, pero al menos andamos en la dirección correcta.
Me gustó también la resolución de la sección, en la que hacemos autocrítica: Fiesta Suprema tampoco lo cumple. Es más, en episodios anteriores añadimos un personaje femenino porque íbamos cortos de representación y lo sabíamos. Pero tan torpemente que, sin quererlo, seguíamos sin cumplir la norma porque ese personaje solo hablaba de «los tíos».
Llevamos años hablando y reflexionando sobre la radicalización, la concienciación online, cómo y por qué unos mensajes llegan mejor que otros y cómo podemos mejorar la sociedad y sus creencias y actitudes. No traigo ninguna solución, pero sí una reflexión: a veces hay ideas, conceptos, memes, tan robustos y eficaces, tan fáciles de entender, que traspasan cualquier frontera, como una piedra lanzada con extrema precisión, que le revienta siempre el ojo a Goliat.